>Vida del ahorcado (1932) es probablemente la narración ecuatoriana más indescifrable del siglo XX. Fue subtitulada subjetiva por su autor, quizá por evidenciar la distancia que la separaba de la novela objetiva propia del realismo.
Yanna Hadatty acierta al proponer que a lo largo de esta novela, pareciera existir una búsqueda estética por medio de la adopción de diferentes géneros en cada uno de sus fragmentos; la búsqueda queda inconclusa, el narrador no se detiene en ningún tipo de discurso, por lo que su experimentación no sale de los límites de la parodia. Andrés Farinango, ficción casi hecha de harina, se encuentra en una disyuntiva que corresponde, como a estos parámetros estéticos, a la incapacidad de adaptación a una sociedad estática y absurda representada por la lucha entre los gemebundos y los neos gemebundos. Como consecuencia, en el desenlace de la AUDIENCIA, capítulo final, Hadatty destaca esta condición del protagonista de la siguiente manera: (…) ser juzgado no por su culpabilidad sino por su temibilidad; es un sujeto temible, un antisocial; por eso se lo condena a ser ejecutado.
PERRO PERDIDO
Buena gratificación se dará a la persona que encuentre y devuelva a su dueño un perro perdido en el parque municipal, el día de ayer entre las cinco de la tarde. Faldero, color café, con collar, responde al nombre de Meter.-Villa Margarita.- Avenida de las Acacias.- Tel. 45C.”
Y asimismo la vieja Anatolia –lo puedo ver desde mi ventana- ha cogido a su pequeño hijastro, poniéndole los cueros al aire, y mientras le chicotea el fundillo le está gritando:
-Ay, perro perdido, te fuiste a la maroma sin pedirme permiso. Toma, perro perdido, Toma, perro perdido!
Ji, ji. Ji, ji. Huy, huy, huy. Ji, ji.
Esta novela de Palacio, su última, posee una estructura narrativa sumamente experimental, a pesar de que es la que más elementos biográficos incorpora ; Andrés Farinango, el protagonista, atraviesa diversos episodios, oníricos o no, en los que se cuestiona el mundo en el cual inevitablemente se sumerge.
El mosaico o collage que presenta esta novela, a través de la yuxtaposición de escenas y relatos, como bien la describe Luis Alberto Sánchez, propone actitudes contradictorias que conviven a pesar de que debieran excluirse: el disparate y la trascendencia, la polémica y la ironía. Este universo, que representa la realidad desde una perspectiva subjetiva, pareciera corresponder a una paranoia de persecución por parte del protagonista, que desencadena en su suicidio; si retomamos la poética en la que recurre la obra de Palacio, con respecto a la creación literaria, nos encontramos con la inevitable deducción a la que llega L. A. Sánchez: El ahorcado del libro es el lirismo de Palacio.
¡ A T E N C I Ó N ! ¡ S U B A S T A P Ú B L I C A !
¡Los más hermosos volcanes están en pública subasta!
-Tiene para mí una hermosa y modesta música.-P.P.
Toda realidad, o irrealidad, es percibida subjetivamente, esto es mucho más evidente en el caso de un texto literario, o el cine. Esta caracterización que hace Palacio de su última novela, brinda la posibilidad de crear un juego de perspectivas, de manejo circular, entre los diferentes niveles de espectadores representados en el corto. El salto de un escenario a otro, apelará constantemente a la subjetividad del individuo, y nos remitirá a la yuxtaposición de los fragmentos que componen la novela.
El primer nivel de espectador es el público real, el lector del texto fílmico: dentro de su nivel está la presentación del corto, la cual, entre otros, incorpora inserts de archivos de televisión (noticieros, crónica roja, publicidad, telenovelas, productos para el cabello, pasta dental, televidentes, entre otros) El segundo nivel de espectador corresponde a Andrés y Ana frente al televisor. El tercero son los asistentes a la subasta, que aparte de escuchar el discurso del subastador, ven los volcanes ofrecidos en un monitor dentro del salón.
Estos niveles se yuxtaponen continuamente, hasta que se apela directamente al espectador del primer nivel, el lector real del texto fílmico, por medio de la presentación de tomas de archivo de tierra erosionada, que aumentan de intensidad hasta imágenes de carros, casinos y escenas abstractas. La apelación al lector real concluye con una toma en la cual una mujer, entre el público de la subasta, regresa a ver directamente a la cámara, en seguida el corto concluye con el primer plano del subastador, y el manejo explícito del lenguaje televisivo por medio de las franjas de regulación de color y el Himno Nacional para dar por concluida la programaciónAsí introduce Palacio, una vez más, el referente de la creación literaria, dentro su ficción: en este caso es una creación artística que sostiene la ideología del poder, una creación artística de publicidad, tanto de la obra como del artista, con el objetivo de vender los recursos naturales del país.
En este texto, el cual parodia evidentemente al discurso jurídico , Palacio representa la actitud mercantilista del Estado, por medio del absurdo de poner a la venta los volcanes de nuestro país. Este apela y llama la atención, directa y exclusivamente, a los capitalistas del mundo, a quienes primero ofrece en venta el Chimborazo, después el Altar, el Corazón, entre otros. La situación en la que se representa al Ecuador, evidencia cierta subordinación y necesidad hacia estos capitalistas mundiales a quienes apela, explicando las necesidades urgentes de la Nación: (…) los súbditos están con hambre.
El orden representado plantea la ideología de una estructura económica dominante, consolidada a través las funciones del Estado, maneja un discurso en el que su ofrecimiento es preservar el los supuestos intereses de sus súbditos, mediante la explotación de los recursos; sin embargo la venta, contra natura, impulsa la siembra de productos típicos de exportación, la caña de azúcar y el cacao, excluyendo así el problema alimentario de los súbditos locales. Estos representan aquella masa poblacional que, además de subordinarse al Estado, se encuentra a merced de los mercados internacionales y a la industrialización, de la explotación de los recursos que sustenta la economía de la agro - exportación.
¡Queremos tierra plana para sembrar caña de azúcar y cacao! ¡Queremos tierra plana para pintarle caminos!
Más allá del símbolo patrio que constituye el Chimborazo, la lectura actualizada plantea la reflexión acerca de la preservación de lo recursos naturales, dentro del contexto del calentamiento global y la pérdida de los glaciares. Esta realidad nace de aquella industrialización a la que Palacio apela, la que ha consolidado en el siglo XX a los países latinoamericanos como exportadores de materia prima e importadores de tecnología, subordinando nuestras economías a las exigencias del mercado internacional.
Como en la obra de Palacio, el corto plantea varios niveles de ficción, por medio del montaje paralelo, que muestra situaciones simultáneas. El primer nivel de ficción es el de Andrés y Ana, como público televidente. El cortometraje representa al Estado en un segundo nivel de ficción, correspondiente al montaje televisivo y al espacio surrealista que conforma la sala de subastas; dentro de este escenario hay dos monitores que apelan a dos realidades: tomas de archivo sobre la crisis ambiental en uno, y el texto que lee el subastador, el texto literario original.
Esta distribución de la ficción cuestiona el papel del Estado, contraponiendo el montaje articulado con los símbolos patrios, la ficción televisiva que incorpora el texto palaciano, con la concepción del país como fuente de materia prima para el mundo industrializado. La representación de los asistentes a la subasta con maniquíes, consiste en la caracterización de un mercado internacional inhumano: el sistema económico, las bolsas de valores y demás instituciones caducas e ineficaces para solucionar los verdaderos problemas de la humanidad.
Además del cuestionamiento al Estado, se cuestiona a la televisión como institución; la introducción del cortometraje directamente por medio del lenguaje televisivo, el zapeo , no se detiene hasta la llegada del Enlace Nacional; en la muestra de archivo que conforma esta introducción, se apela a la crónica roja, a la publicidad, a las telenovelas; el acto de no detenerse en éstas, tiene por la intención dar a entender que no hay nada que ver en la televisión, son géneros tan caducos como los parodiados por Palacio en Vida del ahorcado.
La televisión es parte de la ficción del Estado, responde a los mismos poderes internacionales y económicos; ésta impone el actual status quo, correspondiente al actual modo de producción, los televidentes mantienen una actitud pasiva, como los maniquíes, frente esa supuesta realidad que muestra la televisión. El cubo con el cual inicia la novela Vida del ahorcado, representado como la televisión o la pantalla, es la ficción con la cual el ser humano, incapaz de reaccionar contra una realidad adversa, y la evade.
NOVELA SUBJETIVA
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Los personajes femeninos, a pesar de no llevar el hilo conductor del corto –como Andrés, al cambiar constantemente de canal, y el subastador, quien es el único que mantiene una acción por medio del discurso- realizan los dos únicos gestos significativo durante el texto fílmico: la primera, Ana, entra a escena junto a Andrés, para ver la Cadena Nacional, interrumpiendo su relación con el televisor –cubo; la segunda, en la sala de subastas, regresa a ver directamente a la cámara para apelar al espectador real. En la sala de subastas la presencia femenina apela a la mercantilización de la figura femenina.
Estos dos personajes femeninos representan el deseo, aquel que impulsa a Andrés a adecuarse en los parámetros del la sociedad, y desencadena el cuestionamiento al mundo en el que el protagonista debe adecuarse para establecer una familia. El deseo, como bien lo destaca Wilfrido Corral, es una característica constante de los personajes a lo largo de la narrativa palaciana.
(…) vemos que si no respondemos al vaivén de nuestros deseos nos convertiremos en seres menos flexibles, más imperturbables. Es decir seremos todo carácter y nada de personalidad. Dicho de otra manera, la muerte de nuestros deseos es nuestra muerte como individuos.
Lo repelente, a lo cual Gallegos Lara apela en su crítica a esta novela , se lo representa mediante el sonido con el cual concluye el corto; al finalizar el discurso, en el momento en que se declara abierta la subasta, en vez del sonido del martillo que golpea la mesa, la imagen representa cuando la señal televisiva se va, las franjas de color, y el sonido es el bip que corresponde al mismo acontecimiento. Este sonido es fuerte, perturbante, y se distorsiona hasta la llegada del Himno Nacional.
Finalmente los créditos se presentarán durante la duración del Himno, en una especie de desfile patriótico de cada uno de los nombres de las personas que han colaborado en la elaboración del cortometraje.
http://www.youtube.com/watch?v=QTrMHmrK6mc